LOS DINOSAURIOS NO MIENTEN


CAVERNÍCOLA
Los poemas salvajes, amada mía
Los que se escriben en medio de una balacera
O en una Hiroshima del ser
Esos que fueron precedidos
Por altas dosis de paranoia y desesperación
Los poemas sin formulas y sin testigos
Que agonizan misántropos en papeles arrugados
Saltando sobre verjas electrificadas
O corriendo por campos llenos de carteles sangrientos que dicen:
¡Cuidado con el perro sarnoso de la realidad!

Los poemas rabiosos, amigo mío
Esos que apestan a crepúsculo y amanecer
Mientras afuera se escucha una explosión
De mil corazones cobardes
O las frases sueltas tiradas como un jarrón
Contra la puerta del Entendimiento y la Razón.

Todo esto para no dar detalles
De las nuevas artillerías mata-soñadores
Y las disecciones exhibicionistas del amor.

Los poemas insobornables
Que no olvidan su origen remendado
Y ahora no andan por ahí
Contando hazañas que jamás vivieron
Tampoco juegan al inquisidor
Montados en autos de fe último modelo
Que solo saben destruir y juzgar.

Los poemas de fuego, inolvidable desconocida
Arrasando con millones de lectores
Dejando una hermosa ceniza alrededor del mundo
Parecida a una escharcha mágica
Que le da un nuevo sentido al existir
Por encima del poeta y las estéticas de salón.

Los poemas vagabundos, existencia mía
Montados en motocicletas sin frenos
A mil por segundo
A la velocidad loca de los sueños
Sin licencia
Sin luces
Con la brisa despeinando sus cabelleras
Felices en la compasiva ignorancia:
Desconociéndose poemas
Y auto-bautizándose “Expresión sincera del alma”
En una carretera en descenso
Llena de curvas y acantilados
Sin señales de transito
En un paisaje donde todavía existen los dinosaurios
Los poemas, los poemas…
En una carretera a la que muchos
Desearían llenar de peajes y retenes.

Los poemas, los poemas…
Los poemas, alma mía.

El Señor Underground 






Los cuadernos amarillos del detective Marlowe

1
Dinosaurios a pedazos. Blasfemia atemporal en las sinagogas del sueño. Todos quieren tener un dinosaurio hasta que ven a un animal más grande que ellos devorándoles las tripas. Todos los niños quieren ser dinosaurios hasta que crecen y se convierten en lo que son: tristes mamíferos que se reproducen, destruyen todo a su paso y mueren.

2
No hay veterinarios para los triceratops. No hay comerciales que digan la verdad. Ácaros modificados genéticamente en laboratorios de la CIA se comen la carne de los descendientes prehispánicos: sonriamos para la foto antes que el Neofascismo nos destruya la dentadura a patadas (recordar no invertir en un diseño de sonrisa solo para que encuentren nuestras idiotas calaveras relucientes). 


3
Los dinosaurios no mienten. Cierra los ojos y repítelo una y otra vez como si fuera un mantra sagrado: los dinosaurios no miente, los dinosaurios no mienten…

4
Hay visiones que no entiendo, son realidades yuxtapuestas que me acompañan en mi recorrido por la ciudad. A veces, en la madrugada, no sé si estoy en la Pre-historia o en el siglo XXI o en la Post-historia humana. Todo es confuso en medio del peligro. Las balas y los cuchillos son juguetes frente a la tiranía de la mente. Un día de estos me encontrarán en la calle de la Amargura al alba, alucinando con explosiones cataclismicas en las fábricas de Mamonal.  

5
Todos esperan que un detective sea racional, frío y calculador. Todos esperan a un sabueso que sepa salir de apuros. La vida real, extensión de la ficción, es una mierda. No hay honor, no hay valientes, no hay mujeres hermosas. Te disparan por la espalda y te cambian por medio gramo de cocaína. No se necesita torturar a un hombre para que se convierta en un soplón: todos están dispuestos a cantar a cambio de ser estrellas, sin importar que todo ese brillo solo será el de una estrella fugaz: Todos quieren brillar en el Abismo.



6
Historias de un dinosaurio en el Caribe. Una mugrosa sinapsis hace pensar en negritos bailando de felicidad bajo un montón de palmera frente a una impecable puesta de sol. La economía y la mediocridad del pensamiento son un atributo de los estereotipos paradisiacos. Si piensas en negritos, te conviertes en el blanquito que los ve bailar o en el negrito-blanquito que niega sus raíces. Siempre la corona, siempre el ascenso gracias a los billetes y a los cuentos del pasado mal contados. Historias de un dinosaurio en el Caribe: los pájaros carroñeros jamás beberán agua de coco.
7
Estábamos en el Salto del Cabrón. La ciudad allá abajo se veía hermosa, indiferente como siempre a las historias insignificantes. El tipo tenía una rehén, amenazaba con disparar y tirarlas sino lo dejaba escapar. En sus movimientos temblorosos revelaba que era capaz de lanzarla o lanzarse con tal de no ser atrapado. Me odiaba. Cualquier otro agente lo hubiera dejado escapar o aceptado sus condiciones, pero sabía a quién se enfrentaba. Los maleantes de Yellow Hell City sabían cuál era el destino que les esperaba a aquellos que se enfrentaban al Detective Dinosaurio. Disparó al aire. La rehén se mojó en los pantalones y se desmayó. Enfurecido por no tener fuerzas para sostener su inconsciente escudo humano, trató de lanzarla. Aprovechando su descuido me abalancé sobre él y de un mordisco le arranqué la cabeza. Odio el sabor de la sangre asustada. Sin condecoraciones, sin reconocimientos en la prensa: la escena sobre la popa era digna de una fotografía para el olvido.



8
Las mujeres se sienten atraídas por los dinosaurios. Lo exótico y lo salvaje siempre llamará la atención. No es difícil distinguir a la dama que quiere una noche de pasión y a la que está buscando una larga aventura peligrosa con el detective y todos sus demonios. Las dos clases resultan agotadoras y aburridas hasta el cansancio. Los hermosos cuerpos humanos no están hechos para soportar la voracidad apasionada de mis colmillos y mis garras, por eso controlo mis impulsos. Para ellas, dueñas de una hermosa intución, no debería ser un secreto que los orgasmos de un dinosaurio suelen ser sangrientos.
9
La otra noche un grupo de creyentes histéricos ensuciaron mi gabán. Según ellos soy una criatura del demonio porque en la Biblia nunca se dice que Dios creó a los dinosaurios. Traté de que mi instinto no los convirtiera en presas fácil. Les dije que Dios nos revela sus grandes verdades a gente tonta y por eso escondió su verdadera biblia en el fondo del mar. Antes de darles tiempo de soltar su cháchara dogmática, me escabullí por un callejón.



10
Esta es una ciudad sin direcciones, para ubicarte en el espacio debes usar puntos inverosímiles de referencia: al lado de la Calavera sonriente, frente al Caballo algorítmico devora hipotenusas, sobre el Parque de los abortos telepáticos, dentro de la Piedra digestiva que brilla si estás muriendo. No es de sorprender que sus habitantes se muevan en línea recta: de A a B y de C a D. El temor de perderse y evitar crear nuevas trayectorias es generalizado. No se ha escuchado la historia de un habitante de Yellow Hell City que de A haya pasado a P de un salto o intentara hacer un recorrido de H a T y de ahí a otros puntos subrepticios de la imaginación (con excepción de un viejo poeta vagabundo llamado Jattin, que toda su vida hizo una ruptura con lo lineal). Todos son unos malditos cobardes extraviados en un plano cartesiano junto al mar Caribe.

11
Soy un dinosaurio aburrido, con unas ansias absurdas de poder decir que soy uno más del montón. Pero la triste verdad es que soy único, con mis garras y mis defectos. Este es mi manifiesto, esta es mi confesión escrita en mi cuaderno amarillo de detective. El resto de mis aventuras quedará en la retina del abismo, como un parpadeo de algo que jamás nació. Todo lo que debes saber en esta hora, es que los dinosaurios no mienten y no hay meteorito que destruya esa verdad.
12
Los calderos sucios de la vieja brujería arden en las playas de Marbella. Siento una extraña fascinación por los niños que lanzan sus anzuelos de oro al cielo intentando pescar el cuerpo putrefacto en forma de ballena de los dioses dormidos. Un anciano muy viejo con una barba muy larga escribe en la arena con una rama de mataratón “Xanfran está aquí”. Debajo de los espolones contra los que se suicidan una y otra vez las olas, yacen huevos prehistóricos que jamás serán empollados en el bullicio picotero de la ciudad.

13
Seres complejos en una ciudad compleja. Asesinatos y pesadillas. ¿Qué se puede esperar de un dinosaurio que sólo quiere regresar a la prehistoria? Ese tiempo donde los criminales eran de otra calaña y las noches no estaban manchadas de desesperación. Lo que nos destruyó no fue una explosión, fue la sospecha o la certeza de que algo monstruoso llegaría. No nos equivocamos: Los hombres son una plaga. Debajo de mi gabán hay cicatrices y un revólver. Mi corazón lo dejo en un cofre para no sentir compasión por la escoria antropomórfica.



14
Lo imposible es una confabulación divina para compensar el vacío del mundo. El negro  Quiscalus mexicanus, un viejo amigo carretillero vendedor y comprador de chatarra, de esos tipos misteriosos y a veces gruñones que recorren los barrios empujando una carreta llena de  poncheras, juguetes, vasos de plástico y trozos de bocadillo, que cambian por aparatos fabulosos que para algunos son inservibles y para ellos representa una pequeña fortuna (no hay algo igual al hermoso tintineo de varillas y calderos que poco a poco se ha dejado de escuchar en la ciudad); me contó que una vez, pasando por un barrio del que ya solo queda el nombre, escuchó una extraña historia en la que se contaba que en la Popa había una red de cavernas en las que vivieron los descendientes de los primeros esclavos que se revelaron y escaparon. Ahí estuvieron por un siglo hasta que fueron descubiertos por un grupo de arquitectos y topógrafos, quienes por intereses no tan claros, los exterminaron de la forma más brutal. Ese lugar que muchos admiran por su rareza en medio del calor, posee una historia subterránea, que como todo lo ignorado, es una pieza fundamental para armar el rompecabezas de atrocidades nacidas en el pasado y tan arraigadas en el presente de Yellow Hell city. La Popa es, como dirían los nativos, la mondá parada del infierno amarillo: una verga enferma que trata de penetrar un cielo lleno de contaminación. Una picha que cuando se desmorone no se volverá a parar.



15
Recordando la extinción de los dinosaurios ¿cómo puede ser el pensamiento de un dinosaurio sideral? ¿Perdido entre asteroides y agujeros negros? ¿Leyendo el periódico en el lado oscuro de la luna? ¿Borracho en cantinas marcianas abiertas en el corazón de Plutón? ¿Solitario más allá de la galaxia? ¿Resignado en una esquina del universo fumando un cigarrillo de Saturno? El pensamiento de un detective dinosaurio sideral es el desasosiego y el desamor.

16
En lo profundo de los suburbios hay detectives tirando contra la pared un frasco de tontos antidepresivos. Aprende a lidiar con tus abismos. Si la existencia es una pesadilla, baila una cumbia con la desesperación. Si necesitas las pastillas, está bien, trata en tu próxima reencarnación de no depender de ellas.




17
Pterodactylus y Edipus No. Dos dinosaurios valientes. Pterodactylus sobrevuela sobre las torres de energía y las azoteas de la ciudad. Edipus No camina entre basureros, funerarias, morgues, calabozos e invasiones en las fronteras del sueño. Tienen el olfato para coincidir con el instante preciso en el que lo absurdo e impensable hacen acto de presencia. En la hora final, cuando algo más que un “meteorito” me destruya, pueden llamar a ese par y entregarles mis pertenencias. Son los únicos detectives en esta ciudad con el suficiente coraje para quemarme y lanzar mis fósiles en el inodoro.


18
Gatos. Esa es la respuesta a la tonta pregunta de los curiosos. Gatos callejeros y gatos de familia: Gatos jugosos con mucha salsa de tomate.
19
Dentro de 20 o 30 años la ciénaga de la Virgen y la avenida perimetral serán un reino paradisiaco para todo el que tenga con que pagar los hoteles y las mansiones que ahí se construirán. Ahora, en el año 18 del siglo XXI, es un vertedero, un micro-infierno que se menciona para asustar a “la gente de bien”. El proyecto será envenenar a sus habitantes y ofrecer redenciones en urbanizaciones periféricas, donde los ricos no se topen con la chusma. Lo importante es que millonarios melancólicos vengan a reflexionar el sinsentido de su opulencia mirando las nuevas aguas de la Ciénaga de la Virgen. No se necesita ser oráculo para ver la mierda conspirativa con la que matan nuestra ciudad.

20
La teoría de la evolución en el hombre es la mentira más grande que les ha contado la ciencia. Para desmontar tal engaño es necesario entender que no estamos solos en el universo. Allá afuera existen muchas especies, unas más desarrolladas que otras. Suena de película pero es la verdad, los dinosaurios no mienten. La versión resumida del cuento dice que una de esas especies desarrolladas en su búsqueda por entender o explicar alguna descabellada teoría dimensional, decidió poblar algunos sistemas de la vía láctea que se encontraban deshabitados. En otras palabras, querían experimentar para conocer las reacciones de ciertos cuerpos considerados inferiores, a ambientes extremos, al otro lado de la galaxia. Para eso debían colonizar, explotar y secuestrar a planetas enteros. Ya con la especímenes listos, debían encontrar el lugar más insignificante y apartado que pasara desapercibido a cualquier otra raza desarrollada que quisiera intervenir. Después de enviar un montón de exploradores siderales en todas las direcciones, se encontraron con un sistema que no agregaba ni quitaba un átomo al equilibrio del universo. Este sistema poseía una estrella joven con las características adecuadas para lo que estaban planeando hacer. Entonces, tomaron un vehículo, lo llenaron con los especímenes más fuertes de los planetas conquistados, recorrieron billones de años luz, llegaron al R1294, que hoy conocemos como el planeta Marte, y montaron una base-invernadero desde donde controlarían el experimento. Después de algunos siglos descubren que el lugar más adecuado para ser intervenido era el  Nono1487, conocido hoy como la Tierra. Este era un lugar inhabitable para todos los especímenes que habían raptado de diferentes rincones de la galaxia, pero tenía su propia especie, los dinosaurios. Después de un par de milenios de mirar los pros y los contras, optaron por acabar con los habitantes para continuar con el experimento. El resto es historia. La patraña del meteorito hacía parte del plan, en realidad usaron un arma de expansión subatómica que fue programada para dejar en huesos o cenizas a la fauna y la flora que no se adaptaba a la medida de sus planes ¿Qué es la tierra con sus hombres, sus ciudades y sus guerras? Una granja, un matadero y un restaurante para esa raza que los trajo aquí. Todo fue un engaño y Nono1487 jamás volvería a ser lo que era, pero da igual, aquí no hay un solo individuo que quiera escuchar las revelaciones de un detective cansado, un superviviente de ese genocidio. Los dinosaurios no mienten. Sus teorías sobre el australopithecus, Homo Erectus, Homo neanderthalensis y Homo sapiens, son una patraña; no hay parentesco entre ellos, excepto la opresión que sufrieron a manos de las criaturas que solo querían experimentar con el ganado encontrado en el supermercado cósmico.



21
Agujas y alfileres. Por experiencia sé que si se encuentran estos elementos en un cadáver, lo que hay debajo del misterio, es una avalancha de mierda esotérica que hará temblar tu percepción de la realidad.




 22
¿Qué le puede importar a los habitantes de este infierno caribeño las opiniones y las aventuras de un dinosaurio? El romanticismo ha muerto. Ninguno cambiará la cálida mentira por frías verdades aniquiladoras del cretáceo. Un dinosaurio representa nada o poco en la balanza de nativos y turistas corriendo hacia el mismo vertedero de la historia (la diferencia entre ricos y pobres siempre será lo que encuentres en el inodoro).


23
Yellow Hell City: Calle Miniatura y amargada. Calle de la Proclamación anarquista.  Plaza de Santo Lunes. Calle de Baila-muerto. Torre del reloj atemporal. Calle de las Morrocoyas veloces. Ciudad y calles imaginarias. Mucho se ha escrito sobre las urdes de la superficie, pero las minipolis que se repiten en todos los pensamientos siempre son fragmentadas y mediocres como aquellos que las piensan. Esta ciudad es pequeña en comparación a otros infiernos, pero debajo de sus calles y edificios, hay un arsenal de historias y posibilidades que harían perder la razón a un transeúnte despistado y convencional.



24
Esto era lo que decía en una de nuestras primeras tarjetas de presentación: “Constantino Marlowe, Pterodactylus y Edipus No, Detectives dinosaurios de Yellow Hell City. Atendemos casos absurdos, patafísicos, esotéricos e imposibles”. En broma Pterodactylus decía “si no tiene dinero para pagar, nos entrega su gato”.
25
Racismo. Estratos sociales. Superstición. Gentrificación. Fronteras invisibles. Pandillas. Tráfico sexual.  Indiferencia. Avenida Pedro Romero. Avenida Pedro de Heredia. Avenida Crisanto Luque. Avenida Santander. Avenida San Martín. Todo cabe en la misma bolsa. En cada esquina hay un misterio y un caso que implora por mis facultades de detective de lo absurdo. Todo en esta ciudad conspira contra sí mismo para permanecer anestesiado. No hay un solo rico en Yellow Hell City que sospeché que el nuevo libertador de lo cotidiano nacerá en Olaya, en el pozón o en la isla de Tierra Bomba, y será un bailador consumado de champeta.

27
Esta ciudad es un coprolito, mierda fosilizada gigante de un dios dinosaurio que duerme en el mar Caribe  y del que nadie sabe su verdadero nombre.

28
¿Se puede hacer arte en el corazón del Apocalipsis? Se puede, pero quizás esté muerto, quizás sea un instrumento, una parodia o un pasatiempo. Todo puede pasar en esta extraña era. Lo que jamás perderá su sentido, porque es la esencia misma del universo, es el soñar; la posibilidad de tejer sueños. En el fondo, todo sueña, desde las partículas subatómicas, que también son un sueño, hasta las galaxias que algunos imaginan ver por el telescopio. ¿Se puede hacer arte en el corazón del Apocalipsis? Se puede y se hará  hasta el final.




29
Todos levitamos en el vacío como caballos feroces, aunque nos sintamos refugiados en la solidez engañosa de la materia. Levitamos en la nada haciendo relinchos ininteligibles que algunos interpretan como manifestaciones de la genialidad y que en el fondo no son otra cosa que ruido para oídos sordos. Entre el vacío en nuestros átomos cabe todo lo existente, que no es más que el vacío que está fuera de cada uno. Caballos feroces en el vacío, una hermosa escena que dignifica a tristes asnos que rebuznan ante la inmensidad de lo desconocido. Esta es la clase de cosas que pienso en las madrugadas cuando estoy detrás de una pista o un caso en el que un individuo con delirios de grandeza viola y asesina a cientos de niños, antes que los marcianos o los ángeles vengan por él. En el fondo estamos hechos y llenos de espacios: somos vacíos en el Vacío.



Texto: Constantino Marlowe

Portada: Abraham J. Zarasti Escalante

Ilustradores por orden de aparición:
Itzel Va de negro
Alexander Osorio P
Medel E. Silva
Boris Greiff
Norberto González
Raul Ballesteros
Februar
El Sr. Castilla!
Hilario Avila
Itzel Va de negro
La Esfinge
Omar Pineda
Victoria Onatra 

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