A Humberto Consuegra, el “Karibernícola”
Nota 1: los frascos en
el Portal de los Dulces son lámparas de Aladino
No
lo creerás, pero siempre he pensado que las palenqueras llevan metralletas
entre sus palanganas llenas de frutas. Sé que es un pensamiento absurdo, pero
no puedo evitar cierta prevención al pasar a su lado, porque sé que saben que
odio su claudicación agresiva ante los dólares que las convierte en otro de los
grupos de esclavos contemporáneos de esta ciudad. Alguna vez en broma le dije a
Alejandro cuando era pequeño, que debajo de las PPP (patillas, papayas y
platanitos), había una pistola. Hace poco, en uno de nuestros paseos de camino
al Ara o al D1, vimos a una chica que llevaba en su cabeza lo que llamo la
verdadera sabrosura del dulce caribeño artesanal (“¡alegría, cocada, caballiiitooooooo!”,
“¡Casera, enyucao, bolae´tamarindo, el casaaabeeeeee!”); y me preguntó “¿Papi,
cierto que esas señoras llevan pistolas y cuchillos en la ponchera?”, le dije
que no era así y exploté en risas: “Rey, ¿todavía te acuerdas de eso?”, “pero
papi, tú me dijiste”, “era una broma, mi amor”. Nos miramos unos segundos
mientras le agarraba la mano para cruzar la carretera y explotamos en risa (con
ese niño puedo dar rienda suelta a mis muecas y a mi Stand-up comedy
melancólico mientras le muestro el mundo).
La
idea del armamento frutal sé que suena ridícula, pero estamos en Yellow Hell City, la ciudad del se-vale-too, así que el rollo no es tan
descabellado. A esto podría agregar otra confesión que no tiene nada que ver
con literatura o relleno de páginas con extravagancias: ellas, las palenqueras,
están ahí sentadas con sus trajes y frutas de colores esperando con paciencia,
entre risas e insultos, el instante transhistórico de sublevarse o soslevarse: el momento de la plomera con sus Kalashnikov o con sus
revólveres Palenque, convirtiéndose en las sicarias ancestrales que necesitamos
contra la CIA, la Interpol, la KGB y el ESMAD, que van de infiltrados sembrando
blanqueamientos opresivos (¿de qué mierda estoy hablando? No es mentira que en
Amarilla hay toda clase FRCCH (Fuerzas de Represión y Castigo Histórico). Ya
nadie se come el cuento de la postal colorida: hay mucha rabia acumulada y el
día menos pensado estalla a la hora y en el lugar menos esperado, eso sí, el
estropicio vendrá de acá, desde la Bomba del Amparo o desde el Pozón, hacia el
Centro. En esa hora me irán a sacar de un sueño bonito y borracho en Manzanillo,
donde todavía se puede dormir en la arena sin que alguno venga a molestarte.
Cuando me saquen de ese sueño, háganlo despacio y con ternura, siempre vengo
ansioso y nostálgico del más allá. Ojalá sea Juanita la que me despierte con su
sonrisa: Juanita era la señora joven palenquera que pasaba todos los jueves por
mi casa y hacía con mi madre un trueque tales tales: cambiaba enyucados y
caballitos por pantaletas y corpiños que mi mamá cosía para sus hijas. Hace
unos meses, una estudiante de Contaduría Pública, a la que había dado clases
unos semestres atrás, se me acercó en la Calle Primera de Badillo y agitada me
dijo “Profesor, necesito urgente unas clases de oratoria…”, le respondí que por
supuesto, que apartara la cita en el CLyE para la próxima semana (yo que ni sé
hablar). Pensé que su agitación era por la necesidad de la tutoría, pero
entonces agregó: “Profe, mi mamá es Juanita, la señora que pasaba por su casa
vendiendo dulces y se los cambiaba a su mamá por pantaletas para nosotras. Mi
mamá y yo lo vimos caminando hace días por San Diego”. Quedé perplejo. Le
sonreí y me alejé deseándole éxito en los parciales del primer corte. Me
maravillaba de la confabulación y la belleza de que esa chica pudiera estudiar
gracias a la dulzura de las alegrías, las cocadas y los caballitos (yo pude
estudiar gracias a la suavidad multicolor de las telas manipuladas por Damaris
y al ruedo de llantas por toda la ciudad de Gonzalo).
Nota 2: carne molida
para alimentar a mis palomas
¿Has
visto a los oficinistas del planeta? ¿Los has visto cómo caminan a la hora del
almuerzo bajo el calor en Amarilla? Me he
escondido detrás de un muro para mirarles con sus camisas, sus vestidos y sus
movimientos bien medidos. No necesitan el mundo de Heráclito o las aburridas
páginas de Husserl; mucho menos la Escolástica Hipertextual de los Filósofos Dormilones
del siglo XX (¿quiénes son esos hijueputas?). Los oficinistas, eyos, eyas i
eyes, van con sus aerosoles quita incertidumbres, felices del tecleo y las
artimañas institucionales; con tacones y zapatillas, con goma de mascar y
silogismos de centro comercial. Usan una jerga con la que se atreven a juzgar a
cualquiera que no tenga la cabeza tan metida en el culo como ellos. Los
oficinistas con o sin formación son sacerdotes del orden, los gestores de las
burocracias históricas, los intermediarios entre la tiranía hegemónica y la
cotidianidad. No hay una sola oficina que no deshumanice y convierta a los individuos
en una mercancía, en un pedazo de carne. No hay una sola oficina en esta ciudad
que no sea digna del fuego. A veces siento que Yellow
Hell City es una gran oficina llena de cubículos-barriales con
oficinistas-habitantes dispuestos a mandarte de dependencia en dependencia como
en una pesadilla kafkiana.
Algunos
son oficinistas disfrazados de aventureros. Quizás en lo profundo de mi ser soy
un oficinista firmando papeles corruptos que ordenan la quema del erario
público antes de que me despidan.
Nota 3: Extinción de dominio en Babel
El rollo de los otros sobre mí
La vieja historia de que todo lo que
pienso
sobre ellos
tiene que ver con mis miedos
con mis sucias patologías
Si digo que son una mierda
entonces tengo un problema
porque la mierda sería yo
Pienso que sin importar mi existencia
seguirán siendo una mierda
Hermosas bolsas doradas
rebosantes de excremento
Existencias residuales
poblando el planeta
todos con una opinión solida
sobre lo que está bien o mal
todos de acuerdo con el hecho
de que estoy jodido
todos viendo que soy el emperador
con el traje invisible
y también el sastre impostor
Si el emperador es un imbécil contento
deberían dejarlo circular
Ese aparatoso afán de señalar
el roble en el ojo del otro
Yo con todos los bosques en mis ojos
intento no señalar
los mondadientes en sus pupilas
Silenciar opiniones es de tiranos
pero no hay una perla más preciosa
arrojada a los cerdos
“Solo es mi opinión”
Otra justificación más
El que habla de más
debería pagar con su vida
-este país está lleno
de sangrientos cazarrecompensas
cobrando opiniones
todos ellos con sus juicios ligeros
tan dignos del machete y garrote
como piensan de nosotros-
Opiniones
con lo mezquinos que son
si cobraran por cada palabra
ninguno hablaría
ninguno
Esa desmesura de sus lenguas
me está matando lentamente
Me contrato
como amputador de lenguas y manos
La Palabra
ese tesoro sagrado de la humanidad
debería desaparecer una temporada.
Nota 4: gente de bien amarillo-pollito
Todos están contentos. El viejo Tractor
bullero se oxida por el salitre en un rincón de la Avenida Santander. Todos
están contentos, incluso los que no lo están. Un nuevo embaucador de circo
romano se abanica en el caserón del oprobio a un costado de la Plaza de la
Aduana. Pica-concreto, pica-miradas, pica-bolsitas, pica-deseos, pica-pelotas.
Todos están contentos, incluso los Sabios de la Colonia que, entre congresos,
publicaciones, eventos y toques de hombros mutuos, dicen: “nosotros no podemos
cambiar la situación, lo importante es construir la cultura”. Aquí ninguno pudo,
eso le toca al próximo o al próximo o al próximo o al próximo… “Nos hemos visto
en una penosa situación porque nos excluyen, así como nosotros excluimos todo
lo que no tenga nuestra apasionada bendición, heredada en una década en la que <<no
pasaba nada aquí>> y cualquier pe(d)o, era extraordinario. Nos excluyen y
por eso nosotros montamos nuestras propias fábricas culturales de
historiadores, poetas, músicos, investigadores y mesías. No te metas con
nosotros porque simplemente nos haremos los de la vista gorda y con eso bastará
para eliminarte”. Todos están contentos en la Vieja
Amarilla, todos, incluso los detractores de cualquier cosa, a los que
media ciudad les ha tirado la puerta en la cara por buscapleitos y bochincheros
generadores del bostezo y la risa.
Nota 5: escena típica omnicolonial al óleo. Obra financiada por
el Ministerio de Apócrifas Aspiraciones supraculturales.
Al atardecer los niños que jugaban con
palos y una bola de trapo encontraron a uno de los Sabios de la Colonia
contemplando el mar. Al percatarse de su presencia sintió miedo y les dijo: “en
mis poemas ustedes aparecen y también en los tratados de mis discípulos”. Los
niños lo ignoraron y siguieron jugando, pero el sabio para asegurarse que no
había peligro tocó el hombro de uno y cantó: “color de piel de historias mágicas
que el tiempo no mancillará”. El más grande de ellos, que al parecer era el
líder (porque con los niños nunca se sabe, dados a no marcar jerarquías más
allá de la valentía o la lisura temeraria
que nada tiene que ver con la suavidad o lo ingenuo), lo empujó y le dijo: “ábrete
de aquí”. El sabio desconcertado y temeroso se fue alejando sin dar la espalda,
mientras los niños lo miraban y hablaban entre ellos en una vieja jerga de los
suburbios que los Sabios de la colonia de Amarilla habían olvidado hablar desde
que se habían acomodado en sus tibias torres de marfil cultural. Apareció una
moto porcina y el sabio se calmó: “señor agente, esta ciudad es un lugar
hermoso para vivir, mire a esos jóvenes valientes”, dobló por una esquina y
desapareció. El de la moto porcina, rompiendo la cuarta pared movió sus dedos
como cuando algo se dilata y entre risas le dice al lector: “Oinc, oinc, oinc,
la morrana le hacía ashíbe, ashibe…”
Nota 6: La verdadera Vida era cuando te sentabas en mi cara
La verdadera Vida está en otra parte
estando aquí, en un despliegue extraordinario de lucidez en el que tú y yo
miramos el horizonte y queremos escapar sin saber a dónde ir, saltando muros de
concreto mental, derribando puertas que no existen, con aldabones tan viejos
como el Sueño. La verdadera Vida está aquí, estando allá a lo lejos, en la
inverosímil paz que nos fue negada
por pensar que la perfección era una
esfinge funcionaria del DANE con una encuesta tonta que podíamos responder. La
verdadera puta Vida está en otra parte, desnuda, aquí, para ti y para mí,
guapa.
Nota 7: armas artesanales para cazar fantasmas de amores perdidos
Lo que te enseñaron con compasión,
entrégalo a otros de la misma manera o cállate. La otra noche estaba tan triste
que olvidé la solidez de todo y empecé a caminar a través de las paredes, los
muros, los carros y las gentes. Los atravesaba como un fantasma, sin percatarme
de su existencia, incluso atravesé todos los espíritus y aparatos de miedo olvidados
que transitan por ahí sin ser imaginados. Cuando llegué a los Cuatro Vientos mientras
a travesaba las camas y los closets de Muebles Jamás, me percaté de que era de
carne y hueso, que todo eso no había ocurrido en mi cabeza, sino que era
materia indiferente a la materia. Sin abrir la puerta te cuento que estoy
triste, que me hago el tonto, que todos me cansan y me aburren, porque nadie
huele a ti, porque nadie sabe reír con la fuerza loca con la que los dos lo
hacíamos. Yo sigo en esta ciudad de mierda. No he buscado novia o amante y
puedes pensar lo que te dé la gana, ya me da lo mismo. Me ofrecieron un arma
con dos balas por 50.000 pesos y quizás la compre (para usar un sagrado miércoles,
ahora que descubrí y acepté que es mi día mágico, como aquel miércoles de un
enero del 1987). No dispararé contra nadie, pero estoy aburrido y nunca se
sabe. Quizás sus sospechas sean ciertas, quizás siempre fui el asesino reprimido
que maquinaba en el Claustro San Agustín.
Nota 8: “you are foverer April to me the
eternally unready”
“At such a time the poet shrinks from the doom that is calling him forgetting the delicate rhythms of perfect beauty, preferring in his mind the gross buffetings of good and evil fortune (…) The man being half a poet is cast down and longs to rid himself of his torment and his tormentors (…) it is the little things that count! Neglect them and bitterness drowns the imagination (…) That which is heard from the lips of those to whom we are talking in our day´s-affairs mingles with what we see in the streets and everywhere about us as it mingles also with our imaginations. By this chemistry is fabricated a language of the day which few ears are tuned so that it is said by poets that few men are ever in their full senses since they have no way say nearly that he is blind or deaf. But of old poets would translate this hidden language into a kind of replica of the speech of the world with certain distinction of rhyme and meter to show that it was no really that speech. Nowadays the elements of that language are set down as heard and the imagination of the listener and of the poet are left free to mingle in the dance”.
William Carlos Williams (Kora in Hell)
Nota 9: Cucurbita moschata
o sonrisas con dientes de burro Ahuyamero
Amarillo
es
todo
aquello
que
habitando
una
historia
oscura
y
contradictoria
resplandece
cuando
todos
han
decidido
cerrar
los
ojos
por
temor
a
la
explosión.
Amarillo
es
la
valentía
de
permanecer
aquí
a
pesar
de
que
todas
las
apuestas
dicen
que
la
esperanza
se
encuentra
en
un
mejor
lugar
Nota Bonus Track: El hombre que soñaba con unas zapatillas amarillas
Quisiera que estas páginas estuvieran llenas
de ternura, de paciencia y un gesto noble que hiciera la diferencia en la
historia de mi ciudad. Es más fácil escribir desde la rabia, la indiferencia y
la destrucción. Trato de hacerme llevadera la vida mientras voy y vengo en el
TransKalamary. No he dicho nada de lo que verdaderamente siento sobre este
territorio y sus habitantes y confieso que estoy cansado de cubrir con máscaras
mis palabras. Si me dieran el poder de destruir a Yellow
Hell City, exigiría también el poder de crearla, porque a la mañana
siguiente, al despertar entre las ruinas dentro del cráter humeante, tendría la
profunda necesidad de verla viva, gusaneando antes de contemplarla
transformarse en la gigantesca mariposa amarilla que es.
Hay días que siento que el amarillo que
duerme en la boca de mi estómago se despierta y amarillea lo que encuentro a mi
paso. En esos momentos quisiera abrasar abrazando a todos para perdonarlos y
perdonarme y ser por siempre ese instante amarillo de amor, ese segundo en que
resplandecería hasta la última de nuestras células e inevitablemente nos verían
hasta en marte. Yellow Hell es un estado
mental, uno de una belleza muda en el que la valentía que no aparento,
atraviesa las paredes y los corazones, creando una especie de inmenso y
tragicómico Rothko amarillo en movimiento pausado, en el que todos los rincones
y todas las esquinas se repueblan con la historia raptada de la humanidad. Ahí,
mientras todos están anonadados, yo podré por fin robar unas zapatillas color
sol para ir en busca de mi sombra.
Texto: El Señor Underground
Portada: Tim White
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