Meter el dedo en la carne

The Angel of Anatomy, Leonor Fini,1949


A los amigos

la poesía en el resplandor del relámpago,

la alquimia bajo el arcoíris del sueño

y un brindis en la tienda de'l Che



TOCAR HURGAR METER EL DEDO EN LA CARNE

Veo tu foto de niña tierna

disfrazada de payaso

coronada de princesa

De esas que ahora te son indiferentes

 

Veo la foto y le hablo a aquel rostro que resplandece:

Querida esta vez esconderemos la ternura

Esta vez

diré carne

Diré leche

Diré sí

 

Diré

‘Escaparate’

y recordarás los labios

de aquel niño tan bello

de esos niños rubios que ahora te aburren

tan pálidos tan simples

Recordarás su cuerpo tibio

el crepitar de la madera

el olor de la ropa guardada

sus ojos brillantes entre mangas de algodón

como un animalito

esperando por ti

 

Diré también

‘Suéter’ y volverás a verte

con aquella camiseta blanca

Tus pequeños pezones asomándose al mundo entre hilos desgastados

Te verás moviendo tus manos

para levantar el velo

y dejarlos observar con precisión

el rostro de ese otro niño tímido

Pequeño discípulo de Jehová

Pobrecillo

ciervo asustado

huyendo del incendio

 

Diré

‘Enfermera’ y sentirás su cuerpo liviano

Sus labios gruesos como los tuyo

Cuerpo semejante conociéndose en el juego

 

Miniaturas del hambre

que crecen y se hacen banquete

para servir al borde de la noche

para comer en el salón 206

para beber en la hierba fresca

y eyacular como una demente

que sólo quiere soltar sus aguas

sobre este mundo

 


MIRAR FIJAMENTE AL CAZADOR

Hubo un tiempo en que me daba miedo entrar al baño

y desnudarme

No por el ojo de mi primo

sino por ese dios que todo lo ve

Ese que

se place en su mirada

y nos niega su rostro

 

Hubo otro tiempo en el que aún sentía sus ojos y su boca

posándose sobre la sangre que corría entre mis piernas

casi rosando con sus pestañas el vello de mi pubis

atestiguando el ensanchamiento de mis caderas

Esas que aprendían a moverse en el agua

al ritmo de otra música secreta

 

En ese entonces el miedo dormía

dando paso al placer de imaginarlo

allí, desde la nada

viendo crecer la desnudez de esta cachorro de hiena

que sonríe en esa escena de caza

 



Dans la Tour, Leonor Fini,1952



EN LA NOCHE LOS CANGREJOS

La redención se daba a gotas

y eso nos hizo adictos a los viernes

 

Un vino, unas cervezas, un plon casual

y la noche se abría

Agujero del deseo

Un beso para la novia de mi amigo

y para mi amigo también

Carne de mi carne

les digo

Un poema se escribe a diez manos

a veces menos a veces más

Carne de mi carne

Y esta inmensidad nadie me la quita

 

Otro viernes es una piedra

A mí me gusta lamerla

Siento que lamo un recuerdo

un olor a cuero

a piel muerta para zapatos nuevos

a almacenes de Puerto duro

 

A veces también caminamos por calles muertas

Vamos a tropezones

Sobrios y sonrientes

Sobrios y nostálgicos

Sobrios y soñadores

 

Esta vez somos solo tú y yo

Me gusta también cuando somos tres

El tercero tiene una gran H

Me gusta su cerebro

quiero abrir su cráneo y lamerlo

Me gustan sus manos

quiero caminar por sus dedos largos

por sus llanuras

cartografías que llevan al mar

Una ola nos moja

Nadie más existe a esta hora

sólo la gota que cae en nuestra herida

Otra ola nos arrastra

Nadie más existe a esta hora

sólo la risa de este instante

Una ola nos sumerge

Mañana no importa

Hijos de la errancia

En la noche los cangrejos

adictos al sueño

Promesa que no se cumple


 

MENSAJE PARA LAS DOÑAS

Querida no les abriré la puerta

Quédense en sus casas

o visiten a otra gente

 

Déjenme con mi traje de hiena

Si me llevan a su mesa

puede que devore a sus invitados

 

No vale de nada que insistan

en buscarse en mis huesos

ni que me pesen

con la balanza que cuelga

en sus cuellos

 

No pedí esto

No pronuncié sus nombres

 

Donde buscan verdades

yo digo juego

contradicción

a veces luz

pero ahora

carne

 

Acepten estas gotas de sangre

que salen de mis manos

Les regalo mi casa

madriguera de la incertidumbre

Yo seguiré danzando allí donde aviva el fuego

la posibilidad de comer o ser alimento

Sin la voz de un santo que me guíe, queridas

porque las hienas no tenemos santos

 




Portrait de Meret Oppenheim, Leonor Fini. 1938




Ahora una canción

Tengo una banda de punk

Bueno, quizá sea mucho decir que “tengo” y que es una “banda”

Digamos que es un intento de ello

Estoy en medio de un concierto

la letra se me olvida

Ahora pienso en los pollitos

Esos que pintan de colores

Animales radioactivos

nacidos para morir

en las manos de la ternura

La ternura es un ángel descarnado

Bandido morboso

La gente me grita

pero no importa

La música sigue y eso es lo que sostiene al mundo

La gravedad es ritmo

Espiral para el cuerpo

Vibración y materia

Escucho la batería y le doy una patada a la boca de la mente

Mi voz se asciende y se desborda

como cuando E mete sus dedos en mi carne y yo a cambio bendigo sus manos

Canto una de Juancho Polo

porque soy una bacteria punketa y folclórica

y me gustan los carpinteros que irrumpen el silencio en la montaña

Canto una de los Corraleros de Majagual porque me gustan los sabanales

y las guayabas, y las casas que tienen patio

Ahora una del Joe para quienes permanecen en vigilia y reciben la aurora bailando

Centurión de la noche, demonio bailador, azota a esta gente

Otra de Ismael Rivera, eterno duende de la sabrosura

y que viva Perico, y los amigos, y el telegrama, y la gente linda

Y que todo se vaya a la mierda porque mañana es domingo

y los domingos sale el sol

Sagrado día para salir a pasear con mi cocodrilo imaginario

su promesa de oasis alquilado

la posibilidad de robarle los labios a algún amigo en la playa

o de tomar una sopita caliente con limón para apagar

el cadáver ardiente de esta noche de sábado

que estalla y me consume en este rincón del escenario




Poemas de a bacteria 





 

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