LO QUE NOS ENCONTRÓ HACIENDO EL APOCALIPSIS...


La hora del fin del mundo es esta
Tiene todos los matices de la vieja promesa
Una serpiente enroscada en mi zapato
O una bicicleta paseándose sola  frente al mar

Siempre sospeché que me encontraría
Sentado frente a la ventana
Un bullicio de gente arrepentida
Mujeres llorando en las aceras
Mientras los perros menean el rabo
Saltando de felicidad
Sin saber del destino final de las rosas
O la indiferencia de los espejos en la oscuridad

La hora final
Poco importan los hermosos trajes colgados en los maniquíes
O la sonrisa loca de las hormigas en su afán
Vendrá un ángel y me preguntará qué hice
Por las piedras y el amor
Me tocará confesar mi egoísmo
Y esas irreprimibles ganas de no mover un dedo
Me dará la espalda sonriendo
Desconcertado ante mi locura de preferir la soledad

Luego se apagará el sol
Y no encontraré la vela
Me acostaré en la oscuridad
A oir la sinfonía sorda de las trompetas
Dejaré de escuchar el crujir de huesos 
Y rechinar de dientes 
Todo eso me da igual
Lo importante es que se salvó
Lo que se tenía que salvar…
Mañana será el amanecer sin luz
Prepararé el desayuno
Me vestiré de blanco
(Siempre vestí de negro)
Y saldré a pasear con un libro en la mano
Que no leeré
En medio de la nueva oscuridad

Todo será como siempre
Aburrido y trivial
Aunque este sea un desastroso inicio del final


Texto: El Señor Underground
Portada: Zdzislaw Beksinski

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