DE VIEJAS Y NUEVAS VENTANAS



Por Raymundo Gomezcásseres*

El diccionario de la RAE define ventana con estas palabras: (Del lat. ventus.) f. Abertura más o menos elevada sobre el suelo, que se deja en una pared para dar luz y ventilación. Tan interesante como la definición es su designar al objeto definido por la raíz lingüística originaria: ventus es viento. De modo que la idea que precede al concepto está asociada con un fenómeno natural más que con un objeto cultural: aquello que denominamos aire, brisa; céfiro (anacronismo). Entonces no resulta disparatado considerar que una ventana aspira a ser prolongación de dicho fenómeno, o cuando menos, un útil para favorecer su aprovechamiento. De ahí que ‘ventilación’ sea parte esencial del enunciado que define, pues en sentido estricto, ventilación significa corriente de aire que se establece (RAE). Permanece el vínculo con ventus. Pero la definición va mucho más lejos por cuanto antes que ‘ventilación’, la ventana espara dar luz’. Esa idea de ventana, vincula la casa (el hábitat ideal), con la naturaleza a partir de dos de sus más sensibles manifestaciones: luz y aire. Con ventanas así crecieron y se formaron millones de personas. ¿Sigue ocurriendo eso con la misma dimensión vital y existencial en la actualidad? La pregunta es pertinente porque hoy priva el concepto de ‘ventana’ como espacio electrónico a través del cual sus ‘usuarios’ se ‘asoman’ a la llamada realidad virtual; que no es el mundo exterior, real. Tales windows son Facebook, twiter, instagran, correo electrónico, internet. Su precursora fue la televisión, que conserva el límite de solo servir para “asomarse”, sin posibilidades de interactuar con la imagen televisiva como interlocutor válido. No sería descaminado bautizar ‘aberturas digitales sin dimensión’ a estas “ventanas” ciberespaciales. Lo distintivo de su ser es no coligar con la naturaleza: no sirven ‘para dar luz y ventilación’. Más bien las niegan pues solo existen y se utilizan en espacios cerrados, en total aislamiento; no comunican personalmente. Los vecinos, amigos, familiares que dialogaban y ‘chismeaban’ antaño ‘de ventana a ventana’, han desaparecido para transformarse en ‘vínculos’, ‘contactos’, ‘seguidores’, que se ‘eliminan’ a capricho con un simple ‘click’. Las comunidades que se asomaban a las ventanas de antaño se convirtieron en ‘redes sociales’. Cada día existen menos ‘aberturas más o menos elevadas sobre suelo’, y más aberturas digitales sin dimensión. Pero además sin ‘ventilación’, sin ‘luz’ ni vecindad.  

*Escritor. Autor de la trilogía novelística titulada Todos los demonios, conformada por Días así (dos ediciones), Metástasis (dos ediciones), y Proyecto burbuja (inédita).



Portada: René Magritte “La Clef des champs”


2 comentarios:

  1. " La primera definición de celosía en el diccionario de la real academia de la lengua española es enrejado de listoncillos de madera o de hierro, que se pone en las ventanas de los edificios y otros huecos análogos, para que las personas que están en el interior vean sin ser vistas.". Más que ventanas son celosías, hechas para husmear las vidas ajenas , sin mostrarse de manera abierta. Buena reflexión y valioso texto.

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  2. Yo viví en una casa en la que nunca se podían abrir las ventanas. Aprendí a mirar por las rendijas. Me volví un voyerista de los transeúntes. Hay ventanas que toca cerrar para que no entre el humo de los carros, ventanas que mira a otra pared, ventanas con cortinas tiesas de polvo. Las ventanas virtuales a veces son rendijas, a veces distractoras, a veces sucias. Pero a veces nos sirven para ventilarnos, a recibir diferentes aires. No depende de la ventana sino de quien la usa. Si no, preguntémosle a Rapunzel

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