- ¿Cómo estás?
- Estoy solo. Veo una película.
-Yo veo Nothing Hill.
-Lo que veo es perturbador, de apertura mental.
Me gusta. No estoy bien. He tenido otra recaída en el dolor por el exterior y
el pasado. Me he masturbado dos veces para despertar el hambre. No tengo
apetito, ni deseo de nada…
-Eso sí es grave. ¿No has
comido hoy?
- Estoy flotando en la
angustia. Estoy entre cortinas de desesperación e incertidumbre.
- ¿Por qué hoy? ¿Qué
recordaste? Ya veo por qué no te gusta el domingo…
-He recorrido álbumes. Memorias
que no serán nunca más. El apocalipsis de las emociones. Ni el alcohol, ni las
drogas me tocan…
- ¡Estás despeinado y a
oscuras!
-Me lavé el cabello con el
veneno. Ella me peinó y luego hubo una discusión y el cabello quedó reseco y los
parásitos siguen ahí, pero borrachos. Soy un monstruo con sus criaturas parasitarias.
Yo parasito la tranquilidad de todos.
- ¿Cómo pasar de un gesto tan
lindo como peinar a discutir?
- No es lindo. Seguro es el
asco, un descenso a mi inmundicia, a mí descuido, a mis escombros.
-Suenas muy triste.
- Es el dolor. Estoy cansado
que se piense que es el mismo dolor, nunca es el mismo, evoluciona desde mi
nacimiento. Cada día se transforma.
- Lo siento.
-Ojalá fuera igual, duele más
o duele menos, pero nunca igual.
-Siempre va en ascenso tu
desesperación.
-Agarra fuerza con los años. Antes pensaba que
era demasiado racional para volverme loco.
-Hoy comencé a leer los libros
de Cortázar que me regalaste y cuando lo abrí había una sorpresa hermosa. No
había visto lo que escribiste…
- ¿No? No recuerdo qué escribí…
no recuerdo nada… lo siento.
- Fue hermoso encontrarlo hoy
después de tanto. Creo que hasta me podría hacer llorar en otro momento…
- ¿Lo que escribí?
- Sí.
- Estoy loco. Me alegro que te
guste, pero no recuerdo nada… Seguro lo escribió un fósil, una parte de mí que
murió hace mucho tiempo. Ahora sé que hay niveles de locura…
- ¡Algo que ya murió!
- Estoy muriendo como todos. Me combato. No
quiero mentir más… quiero poder decir la verdad, aunque todo se hunda. No lo
creerás, pero también soy honesto en medio de mi deshonestidad: ¡soy el
mentiroso que siempre dice la verdad!
- ¿Cómo es eso?
- La mentira es la superficie.
Soy el mentiroso que siempre dice la verdad, mentiras contextuales, espejismos
para no mostrar la herida. Estoy loco a niveles rentables para el sistema, sigo
produciendo a pesar de llevar el hacha escondida en el morral.
- Lo sé.
……………………………………………………………………………………………………
- ¿Dónde están los niños?
- Salieron a pasear con su madre y su familia. Soy
un monstruo, debería quitarme toda esta podredumbre y salir a buscarlos.
- Yo también estoy en una
situación parecida.
- No. No acepto que compares
tu tristeza o locura con la mía. En el multiverso cada uno lleva su basurero de
traumas. El parecido es aparente…
- Solo quise decir que tampoco
estoy bien…
- Perdóname, nunca pensaría que mi angustia es
más grande que la tuya, no pretendía sonar grosero.
-No te preocupes…
- He intentado… Hice
experimentos extraños que no debía. No estoy en mis cabales…
- Buscaste cosas ¿cierto? Cosas
ocultas…
- No busqué cosas ocultas,
ellas vinieron a mí con mi experimentación. Con mi delirio de hacer una herida
o cicatriz en la historia humana…
- No te trates así… yo también estoy en una
cuerda floja, de la que un día de estos saltaré…
- Nunca llamaría nada o
buscaría nada raro, pero he sido un imán, por eso cerré la puerta a la
sensibilidad, pero mucha basura quedó adentro.
- Esa puerta no se cierra… Solo
ignoras, pero ahí están.
-También hay otra basura esperando
entrar… Las puertas sí se cierran, aunque no existan paredes...
- Siento mucho que sea así, naciste
con eso, no tuviste posibilidad de vivir diferente.
- La creación es peligrosa si
tienes poderes o si te tienen el ojo encima. Mi poder era la inocencia, pero lo
arruiné… ¿Sabes algo? Lo volvería arruinar si pudiera, lo arruinaría. Soy un
perro rabioso, los morderé a todos y regresaré al vomito una y otra vez.
-…
- Tienes que correr…
-Lo sé.
El Señor Underground
El famoso señor underground. Saludos, señorito.
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